Las crisis epilépticas son la aparición transitoria de signos y/o síntomas provocados por una actividad neuronal anómala excesiva o simultánea en el cerebro. La epilepsia es un trastorno cerebral que se caracteriza por una predisposición continuada a la aparición de crisis epilépticas y por las consecuencias en el estado de ánimo, en el comportamiento social y en el aspecto psicológico de esta enfermedad. Para el diagnóstico de epilepsia una persona debe presentar en un lapso de 10 años, 2 o más crisis convulsivas, separadas entre ellas por 24 horas y que no sean provocadas por eventos como: golpes fuertes en la cabeza, bajas de azúcar o infecciones, entre otras situaciones que podrían hacer convulsionar a alguien sin tener epilepsia. Una persona con una sola convulsión no provocada también podría tener diagnóstico de epilepsia siempre y cuando los exámenes como el electroencefalograma y la resonancia de cerebro sean anormales.